La última pandemia que ha vivido la humanidad ha puesto de manifiesto la verdadera importancia del equipo de protección individual (EPI) y su papel como última barrera de defensa entre el riesgo y la persona que hay detrás del equipo.
Todas las personas que han debido y aún deben utilizar un EPI durante su jornada de trabajo comprenden la importancia de que el equipo que les acompañará durante todas esas horas se adapte a ellas, y no al revés. La pandemia también ha revelado que el foco del EPI, su razón de ser última, no es sino la persona que lo llevará, lo usará o lo sujetará, la persona a la que debe brindar la protección necesaria.
Un equipo que no se ajuste a la persona que lo va a utilizar para protegerse del riesgo, puede ser menos susceptible a ser usado por introducir molestias e incomodidades que hagan imposible su uso. Adicionalmente, existen tipos de EPI cuya funcionalidad depende de un ajuste hermético entre la fisionomía de la persona y el EPI: la protección auditiva y la protección respiratoria.
Por ello, resulta esencial desarrollar métodos y programas dentro de las organizaciones que identifiquen los parámetros que harán que el EPI se adapte a los usuarios y que establezcan sistemáticas de trabajo que puedan asegurar de la forma más objetiva posible que el EPI se adapta a la persona que lo va a llevar.
Con esta entrada del blog queremos iniciar una pequeña serie de entradas que pretenden poner de manifiesto que en la prevención de riesgos laborales a través del uso de EPI, la capacidad de adaptación de los equipos a las condiciones y características particulares de la persona que hay tras ellos, es tan importante como la seguridad de los mismos.
La importancia de la protección auditiva
De forma bastante constante a lo largo de los años, los datos de enfermedades profesionales señalan a la hipoacusia como una de las enfermedades de mayor incidencia. Los datos de la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo, apuntan a que “ocupa aproximadamente una tercera parte de las enfermedades de origen laboral, por delante de los problemas de la piel y del sistema respiratorio”.
Además de la hipoacusia, la exposición al ruido en el trabajo se manifiesta a través de otros efectos, como el aumento de los niveles de estrés y/o de la tensión arterial. Los efectos del ruido sobre la salud van desde la obvia hipoacusia (pérdida de audición) hasta efectos menos evidentes, como el aumento del estrés.
El uso de la protección auditiva puede ser una herramienta eficaz, siempre y cuando los EPI que se pongan a disposición de los trabajadores sean seguros (ya dedicamos otras entradas del blog a los tipos y características de la protección auditiva), se adapten a las condiciones de la tarea, de las personas que los van a usar y siempre y cuando se utilicen según lo indicado por el fabricante.
No obstante, como decíamos anteriormente, al mismo nivel de importancia de la seguridad del EPI, se encuentra la necesidad de que el protector auditivo se adapte a la persona que lo va a utilizar durante toda la jornada laboral.
Cada persona es un mundo y cada mundo, tiene su propia geografía
El artículo 5, apartado b) del Real Decreto 773/1997 sobre utilización de EPI por parte de los trabajadores establece para que el EPI ofrezca una protección individual frente a los riesgos que motivan su uso, deberán “tener en cuenta las condiciones anatómicas y fisiológicas y el estado de salud del trabajador” . En el caso de la protección auditiva, esta necesidad de consideración de las condiciones anatómicas supone que el ajuste entre el protector auditivo y la anatomía de la persona que lo va a llevar debe ser hermético.
Además del hecho de que una correcta colocación del protector auditivo resulta esencial (algo que no siempre se consigue), la gran variabilidad de las fisionomías de los canales auditivos (en orientación, diámetro, tamaño, etc.), incluso entre los canales auditivos de una misma persona, tiene una incidencia notable. Estos factores hacen que exista una diferencia entre la protección nominal, la que se ha conseguido en los ensayos de laboratorio, y la protección real que reciben los trabajadores en su puesto de trabajo.
Recordemos que para la determinación de la protección auditiva nominal (los valores de atenuación acústica que proporciona el fabricante cuando comercializa el protector auditivo) se obtienen en condiciones ideales de laboratorio. En esas condiciones, los probadores conocen perfectamente la correcta colocación de los protectores auditivos, se hace en unas condiciones controladas y todo está dispuesto para que las pruebas se hagan siempre de la misma manera. En el ámbito de trabajo, las condiciones en las que se utilizarán los equipos de protección auditiva están sujetos a factores que los alejan de las condiciones ideales de laboratorio.
Las diferencias entre las protecciones nominales y las protecciones efectivas o reales, más grandes entre el nivel nominal y el efectivo se dan en los tapones auditivos que no están hechos a medida. En el otro lado del espectro, las menores diferencias se dan entre las orejeras. Sin embargo, siempre existirá una diferencia entre la protección nominal y la efectiva por las variaciones en el canal auditivo, entrenamiento en colocación equipo, etc.
¿Por qué es importante asegurar un ajuste hermético del protector auditivo?
Para asegurar la protección frente a los niveles de ruido a los que se exponen los trabajadores, es fundamental que el protector auditivo que se vaya a utilizar tenga un buen ajuste. En caso contrario, no se podrá alcanzar la atenuación acústica prevista y la persona que realice el trabajo en entornos ruidosos, estará expuesta a niveles de ruido perjudiciales, con los efectos sobre la salud que hemos visto anteriormente.
Aunque los principales problemas con el ajuste suelen darse en los tapones auditivos, nunca debe darse por supuesto que en el caso de utilizar otros tipos de protectores auditivos, como orejeras, siempre tendremos un ajuste perfecto a la anatomía de las personas expuestas a ruido en el ámbito laboral.
Los distintos tipos de tamaños de cabeza pueden hacer que personas con cabezas grandes o muy pequeñas requieran de la selección de diseños de orejera específicos o de ajustes específicos. Este problema es particularmente relevante si estamos utilizando orejeras acopladas a un casco. Cuando se utiliza una orejera la colocación y disposición del protector debe garantizar que la zona almohadillada cubre por completo el pabellón auditivo y que el arnés de cabeza permite que se ejerza una fuerza adecuada sobre las almohadillas.
Igualmente, el uso simultáneo de otros EPI como cascos de protección, gafas (de protección o no), protección respiratoria, etc., puede menoscabar la protección que ofrecen los protectores auditivos. Por ello, en la selección del equipo debemos asegurarnos de que el uso de un equipo no menoscabe la protección ofrecida por otro.
Los tapones auditivos suelen presentar mayores problemas de ajuste, por la variedad de tamaños y formas del canal auditivo. Con este tipo de EPI, un sellado deficiente ocasionará una atenuación insuficiente, especialmente a frecuencias bajas. Además, salvo los tapones que se moldean de forma personalizada para la persona que los va a llevar, pueden darse desajustes al aflojarse la unión debido al movimiento de la mandíbula al hablar o con otros movimientos de la boca.
¿Cómo puedo verificar que el protector auditivo se ajusta correctamente?
Las pruebas de ajuste son un medio eficaz para poder comprobar que la forma y tamaño del protector auditivo que se ha seleccionado para los trabajadores proporciona un ajuste eficaz en las condiciones específicas de trabajo en las que se realiza la exposición al ruido. Además, estas pruebas de ajuste son un medio excelente para comprobar que los trabajadores han comprendido suficientemente bien la forma de colocación correcta del protector auditivo.
Las pruebas de ajuste deben ser realizadas o mandar hacer los responsables de SST: higienistas industriales, médicos y enfermeros del trabajo, etc. Se deberían someter a ellas las personas que vayan a usar un protector auditivo antes de su primer uso (un nuevo trabajador) y todo trabajador expuesto a altos niveles de ruido (con o sin exposición a sustancias ototóxicas)
¿En qué consisten las pruebas de ajuste?
Existen varios métodos para medir el ajuste del protector auditivo, que pueden ser mecánicos, acústicos, subjetivos u objetivos.
A continuación vemos algunos de los más comúnmente utilizados de entre los descritos en la norma EN 458:2016.
Métodos de prueba de ajuste que sirven para todos los protectores auditivos
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Método de micrófono en el interior del oído (MIRE). Se trata de un método objetivo (el resultado no depende de la percepción del sujeto de ensayo). Usa un micrófono dual (acoplado al protector que se ensaya) que mide el nivel dentro del canal y fuera. Este método emite sonidos en las siete frecuencias de referencia.
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Audiograma con y sin los tapones puestos. Se trata de un método subjetivo que evalúa el umbral auditivo a diferentes frecuencias. Es subjetivo, y puede haber alteraciones en la percepción del umbral por factores como resfriados.
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Equilibrio de volumen. Se trata de un complejo método subjetivo en el que el usuario se expone a una señal acústica y se le pide que equilibre el volumen entre los dos oídos con y sin tapones.
Métodos para tapones personalizados
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Fuga de aire. Los tapones premoldeados deben ser comprobados antes del primer uso. Este método objetivo, mide la diferencia de presión entre exterior e interior del protector auditivo y mide caídas de presión en el interior del canal auditivo con el tapón puesto.