En efecto, los viejos rockeros nunca mueren, ya lo decía el famoso Miguel Ríos allá por 1979. Lo que tal vez no sabía en aquel entonces es que los viejos rockeros suelen quedarse sordos.
La confirmación de que el vocalista de AC/DC, Brian Johnson, no podrá acompañar a la banda durante su gira europea por riesgo a quedarse completamente sordo, suma otro caso más de grandes de la música que sufren de una pérdida grave de audición, como Phil Collins, Pete Townshend (The Who), Noel Gallagher (Oasis) o Eric Clapton.
Esperemos que esta desafortunada noticia para el bueno de Brian Johnson sirva para concienciarnos de que el ruido excesivo es una amenaza real, y que debemos protegernos de él.
Los músicos son sólo uno de los sectores afectados por la exposición niveles de ruido excesivo. Así, según datos de la encuesta nacional de gestión de riesgos laborales en empresas del INSHT, el 29,7% de los trabajadores está expuesto a niveles de ruido elevado. El ruido es un agente físico presente en gran multitud de situaciones de nuestra vida, desde nuestros ratos de ocio, a nuestro puesto de trabajo. El ruido afecta a nuestra audición y a otros aspectos de nuestra salud poco a poco, lenta pero progresiva e imparablemente.
Efectos del ruido
Los efectos del ruido sobre la salud pueden clasificarse como auditivos y no auditivos. Los primeros se centran en la función auditiva, mientras que los no auditivos abarcan una serie de efectos que van desde los fisiológicos a los psicológicos.
Dentro de los auditivos podemos mencionar la hipoacusia (provocada por la destrucción de las células ciliadas de la cóclea) y los acufenos (timbre o zumbido en el oído y que puede ser un primer indicio de daño auditivo).
El ruido tiene sin embargo otros efectos no auditivos, que se deben a las reacciones del organismo a la exposición al ruido.
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