Cuando ya vamos por la segunda ola de calor de este año 2022, y en la que pueden batirse récords de temperatura en España, es importante recordar a todas aquellas personas que deben realizar sus labores expuestos a las temperaturas veraniegas.
Además de las precauciones elementales para trabajar expuestos al calor propio del verano, no olvidemos que el calzado que deben utilizar todas la personas durante su jornada laboral, deberá soportar todo el peso del cuerpo, además de proteger frente a las lesiones presentes en el ámbito de trabajo.
La selección del calzado de seguridad suele limitarse a establecer que se incorporen elementos de protección básico, como topes de seguridad, plantillas antiperforación, que el calzado sea antiestático, etc. Factores relacionados con la comodidad son considerados en ocasiones un “lujo” o al menos un añadido que no se relaciona con la seguridad.
Sin embargo, no olvidemos que si una persona que debe llevar calzado de uso profesional durante su jornada laboral, fuese tan incómodo que le hace pasar por un auténtico calvario, muy posiblemente acabe por decantarse por otro tipo de calzado que sea más cómodo y que pueda soportar. En estos casos, lo más habitual es que el usuario recurra a un calzado deportivo, que sea transpirable, ligero y flexible, aunque no le proporcione el nivel de protección que necesita. Sin embargo, esta opción deja a la persona totalmente expuesta a los riesgos presentes en el trabajo y es ahí cuando se puede sufrir un accidente.
Por ello, durante la selección del calzado de seguridad, además de todos los factores habituales a tener en cuenta, no podemos olvidar que, en condiciones extremas como las que estamos afrontando estos días, es absolutamente necesario que el calzado de uso profesional que utilicen los trabajadores sea lo suficientemente confortable como para que se utilice durante toda la jornada laboral.
En esta entrada del blog pretendemos presentar de una forma muy sencilla las características del calzado de seguridad, protección y trabajo que, estando presentes en la normativa, nos ayudarán a mejorar la comodidad del mismo, redundando en la seguridad de los trabajadores.
Requisitos para la mejora de la comodidad del calzado
Como decíamos, una de las consecuencias de no considerar aspectos relacionados con la comodidad y la ergonomía a la hora de seleccionar el calzado es que éste no se utilice.
Todo el mundo sabe de alguien al que en su lugar de trabajo han entregado el típico calzado barato e incómodo, y que, pese a que cumple con la normativa, es tan insufrible que acaba por no usarlo, poniéndose unas cómodas deportivas y quedando expuesto al riesgo.
En las actuales normas armonizadas EN ISO 20345:2011, EN ISO 20346:2014 o o EN ISO 20347:2012 disponemos de requisitos claves que, bien utilizados, permitirán mejorar la experiencia de uso del calzado, redundando en la mejora de las condiciones de seguridad de los trabajadores y que veremos de forma resumida a continuación.
-
Permeabilidad al vapor de agua y coeficiente. Esta propiedad se relaciona con la capacidad del calzado de permitir la transpiración del pie. Se tiene que ensayar obligatoriamente al certificar cualquier calzado de piel y que incorpora material textil. Los valores mínimos establecidos en norma son 0,8 mg/cm2h para la permeabilidad al vapor de agua y de 1,5 mg/cm2h para el coeficiente de vapor de agua. En la selección, cuanto mayores sean estos valores, mejor transpirar el pie y más llevadero será su uso en condiciones de trabajo cálidas.
-
Resistencia al agua. En condiciones húmedas, para asegurar que el pie permanezca seco, se recomienda llevar calzado que cumpla los requisitos de penetración de agua del corte, con código de marcado (WRU), o resistencia al agua del calzado completo (WR).
Otros aspectos a tener en cuenta
Además de los requisitos que hemos visto en el apartado anterior, hay otros aspectos del calzado que podemos tener en cuenta a la hora de mejorar la comodidad y, por tanto, aumentar notablemente las posibilidades de que la persona haga uso del calzado durante todo el tiempo que esté expuesta al riesgo.
-
Absorción de energía en la zona del tacón. Para todos aquellas personas que deban realizar gran parte de su jornada laboral andando, de pie, o sometidas a vibraciones, es de interés seleccionar calzado que presente absorción de energía en la zona del tacón. Es un requisito opcional, que se distingue por el código de marcado (E) y que se incluye dentro de las categorías S1-S5; P1-P5 y O1-O5 de calzado de seguridad, protección y trabajo respectivamente.
-
Masa del calzado. Es otro de los factores clave a la hora de mejorar la comodidad del calzado. Aunque la normativa que antes citamos no establece ningún valor máximo, cuando menor sea la masa del calzado, menor tendrá que ser el esfuerzo que el usuario deba realizar para desplazarse por su puesto de trabajo.
-
Rigidez del piso. De nuevo, estamos ante un factor muy importante para mejorar la comodidad, pero que no tiene un valor fijado en las normas. Cuanto mayor sea la flexibilidad del piso del calzado, mejor resistencia ofrecerá a la flexión cuando el usuario camine o se arrodille.
-
Adaptación a necesidades especiales. En la actualidad ya hay muchos fabricantes que ofrecen soluciones de protección certificadas y personalizadas a personas con necesidades especiales (con amputaciones, patologías del pie, etc.). Recordemos que este tipo de calzado ortopédico o adaptado a la forma particular del pie de un usuario siempre deberá cumplir los requisitos de las normas EN ISO 20345, EN ISO 20346 o EN ISO 20347 según corresponda.
La apuesta por la ergonomía es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestra disposición para mejorar la protección de los pies y piernas de los trabajadores.
No debemos olvidar nunca que, un calzado que sea lo suficientemente ergonómico como para que un trabajador pueda llevarlo durante toda su jornada laboral, ofrecerá la protección prevista por el fabricante durante todo el tiempo que dure la exposición del trabajador al riesgo.