Durante los últimos años, hemos asistido a una mejora del empleo en nuestro país. Lejos quedan los años más aciagos de la crisis en los que el desempleo llegó a alcanzar los seis millones de personas en nuestro país. Sin embargo, las mejoras en los índices de empleo no han tenido un reflejo en la mejora de las condiciones de salud y seguridad en el trabajo.
Ya que siempre insistimos en que a la hora de seleccionar un EPI siempre debemos conocer con detalle todos los detalles asociados a la tarea y al trabajador, en esta entrada del blog queremos ampliar un poco el foco y dar una visión panorámica de la situación actual de los accidentes laborales, principales partes del cuerpo accidentadas y causas del accidente.
Situación de los accidentes en España. Accidentes totales e índice de incidencia
Los datos recogidos por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social para el año 2016 (los últimos con datos consolidados) nos muestran un aumento significativo en el número de trabajadores accidentados en jornada laboral con baja en nuestro país, con un total de 489.065 hechos registrados, lo cual supone un aumento del 6,8% de los accidentes en jornada y del 8,3 % en los accidentes in itinere.
En la
Ilustración 1 podemos observar la tendencia del número total de accidentes en los últimos 14 años, observándose que a partir del año 2013, el número de accidentes laborales con baja en jornada laboral ha ido en continuo aumento.
Ilustración 1
Accidentes en jornada laboral con baja (2002-2016). Fuente: Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Este aumento podría ser atribuible a la mejora en el número de trabajadores en activo. Sin embargo, un análisis de la evolución de los índices de incidencia arroja datos desoladores, al poner de relieve que desde el año 2012, el número de accidentes con baja por 100.000 trabajadores no ha hecho más que crecer, casi a ritmo constante.
Ilustración
2 Índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja en jornada. Fuente: Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Parte del cuerpo afectada
Pese a que todo accidente puede ser evitado, y el Equipo de Protección Individual (EPI) constituye el último recurso preventivo, cuando debemos acudir a él, debemos tener en consideración que éste constituye la barrera final para evitar daños a la salud y seguridad del trabajador.
Para saber si un EPI hubiera podido evitar o reducir la lesión del accidentado deberíamos analizar en cada caso factores tales como: si los usuarios llevaban puesto un EPI, si este EPI estaba correctamente seleccionado frente al riesgo al que estaba expuesto el usuario, si lo llevaba correctamente colocado, si el EPI estaba en buen estado y correctamente certificado o si la magnitud del accidente fue tal que las prestaciones del EPI no hubiesen sido o no fueron suficientes para evitar la lesión.
En todo caso y haciendo un análisis general, si observamos la distribución de los accidentes por parte del cuerpo lesionada y por la causa o circunstancia que produjo la lesión, nos encontramos con que para la mayoría de los accidentes existe en el mercado EPI diseñados contra los riesgos que produjeron los accidentes y que cubren las mayorías de partes del cuerpo dónde se produjo la lesión con baja.
La
Ilustración 3 muestra que la mayor parte de las lesiones se centran en las extremidades superiores e inferiores, porcentajes que se muestran bastante constantes a lo largo de los años, por lo que es posible que las estrategias de prevención y las evaluaciones de riesgos laborales en el lugar de trabajo deban prestar una mayor atención a la forma de evitar las lesiones en estas partes del cuerpo.
Ilustración
3 Accidentes en jornada de trabajo con baja por parte del cuerpo lesionado en 2016. Fuente: Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Accidentes por causas y circunstancias del accidente
Una vez analizado en qué partes del cuerpo afectan los accidentes en jornada de trabajo y qué tipo de EPI encontramos para cada parte, observamos cuáles son las principales causas y circunstancias que derivaron en el mismo.
Ilustración 4 Accidentes en jornada laboral con baja, según contacto que ocasionó la lesión. Fuente: Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Además de los sobre-esfuerzos físicos y los traumas psíquicos, en la
Ilustración 4 hemos destacado algunas de las afecciones más frecuentes que encontramos en la etiología de los accidentes laborales. Así, podemos ver que los golpes contra objetos inmóviles (caídas, tropiezos e impactos contra objetos inmóviles), ocupan un lugar destacado. En este sentido, debemos destacar que existen EPI destinados a proteger frente a estos riesgos, como por ejemplo los sistemas anticaídas que deberán ensamblarse según lo definido en la EN 363, los cascos contra golpes para la industria EN 812 que están diseñados para absorber impactos en la cabeza contra objetos inmóviles, o la resistencia al resbalamiento que incorporan de base todo tipo de calzado de seguridad, protección o trabajo.
En siguiente lugar aparecen los accidentes provocados por contacto con “agente material” cortante, punzante o duro. Frente a este riesgo existe una amplia variedad de equipos que protegen las distintas partes del cuerpo a los trabajadores. Ejemplos son los guantes certificados en la norma EN 388, calzado de seguridad EN ISO 20345 o vestuario de protección contra cortes y pinchazo contra cuchillos manuales certificado según EN ISO 13998.
A modo de conclusión final, debemos resaltar que, aunque la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que los EPI son el último recurso al que acudir, si el resto de medidas preventivas preceptivas no consiguen reducir suficientemente el nivel de riesgo, los EPI constituyen la última barrera que tiene el usuario para protegerse de los riesgos asociados a la tarea que esté llevando a cabo. El breve análisis aquí presentado pone de relieve que en muchos casos, los EPI pueden constituir una posibilidad sólida de protección cuando el resto de medidas preventivas consideradas no han conseguido reducir el nivel de riesgo a unos valores aceptables. En este sentido, debemos recordar siempre que sólo una correcta selección y uso de los equipos proporcionará al usuario la protección adecuada.
Aunque la década pasada supuso un avance significativo en la reducción de los accidentes laborales, la tendencia favorable de los últimos años se ha invertido desde el año 2012. El objetivo principal debe ser la reducción total de los accidentes y para ello se necesita la implicación de las autoridades, empresarios, técnicos en prevención y trabajadores.