El responsable de la asociación de empresas de equipos de protección personal,
Asepal, es un aragonés de larga trayectoria en el sector. Participó en la fundación
de la patronal en 1989, que agrupa a 80 empresas, el 90% del mercado, y ha
presidido el salón Sicur que ha celebrado el sector esta semana en Madrid.
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Lleva más de tres décadas en el sector de la ropa de protección laboral con su empresa Confecciones Oroel.¿Cómo comenzó a dar los primeros pasos la compañía?
La idea nació en 1979 cuando General Motors determina venir a la provincia de Zaragoza. Yo conocía el sector de la ropa laboral y no había ninguna empresa preparada para atender a una fábrica con 10.000 trabajadores. Desde 1980, cuando todavía estaban las obras de construcción de la planta, y hasta 1997 estuvimos suministrando todo el vestuario. Luego ellos optaron por la fórmula del ‘renting’ que nosotros aún no trabajábamos. Nosotros hemos trabajado fundamentalmente en el sector energético y automoción. A principios de los noventa se produjo una revolución con una serie de directivas de las que salió la Ley de prevención de riesgos laborales. Nosotros confeccionamos para el centro nacional de medios de protección el primer equipo de protección individual en 1993, de España y Europa.
Usted figura entre los fundadores y es presidente de la Asociación de Equipos de Protección Individual, Asepal, ¿cómo han evolucionado los fabricantes en estos años?
En España somos muy buenos. La ventaja que tuvimos en los noventa es que partíamos de cero en normativa anterior, con lo cual no teníamos vicios y empezamos con el conocimiento de lo que en los países del entorno ya se habían equivocado. Es tan importante saber cómo se hace como saber lo que no hay que hacer. A todos los fabricantes de España nos obligó a modernizarnos. Por ejemplo, en el guante industrial pasó de hacerlo un guarnicionero a un ingeniero y un químico. Entre 1995 y 2000 fue el quinquenio de mayor explosión para el sector.
Pero llegó la crisis. ¿Ha habido muchas empresas que han tenido que cerrar?
No. Ha habido muy pocas. Ha sido un sector donde la crisis de 1992 igual se llevó el 20% del sector y ahora, escasamente se habrá llevado un 6% o un 7%. Además, en esta crisis no han desaparecido las empresas ni el primer ni el segundo año, sino que ha sido más por la falta de liquidez y financiación en esta cola final de crisis,si hay cola final y estamos saliendo. Yo he visto cómo esta crisis se ha llevado por delante a empresas que eran espartanas,muy preparadas, pero que por haber invertido tarde, en un mal momento, se han visto abocadas a cerrar. Así como en el año 1992 mucha gente desapareció por los excesos, en esta crisis, no.
Con estos ajustes que se han producido por la crisis, ¿han mantenido las empresas las producciones en España?
Hay equipos de protección que se pueden seguir haciendo aquí porque sus procesos están muy automatizados y necesitan poca mano de obra. Otros se mandan fabricar fuera, pero se controla el proceso. Nosotros fabricamos en Marruecos, en Tánger, desde 2003 porque aquí no quedó mano de obra en el textil. El sector desapareció prácticamente en España a finales de los noventa y principios del 2000. Cuando empezó el libre comercio con China, desapareció prácticamente todo. Nosotros comprábamos minutos a talleres auxiliares. Las empresas han respondido a la crisis adaptando sus centros de producción y exportando. Pero inicialmente la exportación no es fácil.Para exportar es necesario primero una infraestructura, un departamento exterior y comercial que vaya a ese país.
¿Ven en el sector que se empiecen a notar signos de mejora?
Sí. En la asociación hemos detectado que en el año 2013 se facturó un 20% más de media que en 2012. Este último fue el peor año, con un descenso de facturación de entre el 40% y el 45%. Ahora, el crecimiento que pueda tener el mercado nacional tiene que estar basado en el aumento de puestos de trabajo.Pero es verdad que se empieza a generar empleo. Nosotros en el 2008 vimos claramente que venía una crisis porque las grandes compañías a las que suministramos empezaron a despedir y a cerrar el grifo. En las Administraciones Públicas también, pero fue más lento. Fueron las grandes multinacionales las primeras que detectaron la crisis y ahora también son las primeras que mueven el trabajo.
En este contexto ha presidido la organización del 19 Salón Internacional de la Seguridad, Sicur en Madrid, que ha reunido esta semana a 1.300 empresas de 25 países. ¿Qué problemas ha mostrado el colectivo?
En el sector, inicialmente, todos creíamos que la crisis duraría dos años, como las crisis anteriores. Los dos primeros años con una limpieza del mercado y a partir ahí en el mercado ya habría una apertura. Nadie pensamos que era una crisis distinta, que era una crisis de falta de dinero, de desconfianza en el mercado. Esto ha generado que las grandes empresas tampoco tengan la capacidad de crédito suficiente para generar trabajo. En el sector de la seguridad, las empresas ya hemos salido fuera a buscar nuevos mercados. Estamos cogiendo frutos de las inversiones de estos años atrás, no solo económicas sino en tiempo. El problema importante es la financiación. Es imposible aguantar más. Sobrevivir ha sido lo importante, pero ahora necesitamos financiación, pero no como lo está empezando a vender la banca, a corto plazo, sino amedio y largo plazo.
¿Qué ha supuesto la feria para su compañía y qué previsiones tiene para este año?
Para nosotros es muy importante. Nosotros acudimos a la feria por primera vez en 1986 como expositores. En ese Sicur conocimos a un cliente importantísimo que es Patrimonio Nacional, que viste a los empleados de la Casa Real, desde jardineros a faisaneros. Llevamos casi 30 años administrándoles. Además, servimos a grandes compañías del sector eléctrico, petroquímico e industria en general. Confecciones Oroel facturó 5 millones el año pasado, un 20% más. Ahora exportamos el 25%, con filiales en Ecuador y Colombia, y queremos llegar al 50%.
