La protección que ofrece un equipo de protección individual (EPI) sólo será óptima si, además de asegurarnos que el EPI es seguro y que se ha seleccionado correctamente, hacemos un uso y un mantenimiento correcto del equipo.
Uno de los aspectos más importantes en el mantenimiento del vestuario de protección es la manera en la que se realiza el lavado de la prenda (en caso de estar permitido por el fabricante) o los procedimientos de reimpregnación o tratamiento que deben hacerse cada cierto número de ciclos de lavado.
En esta entrada del blog pretendemos dar una visión resumida acerca de qué dice la normativa aplicable sobre el lavado del vestuario de protección y qué aspectos debe considerar el usuario del vestuario de protección.
Los EPI deben ofrecer protección en las condiciones de uso previsibles
El Reglamento (UE) 2016/425 establece que los EPI deberán cumplir con los requisitos esenciales de salud y seguridad en las condiciones de uso previsibles durante toda la vida útil del equipo. No hay ningún EPI que dure eternamente. Sus prestaciones se acabarán deteriorando pasado cierto tiempo.
En este proceso de envejecimiento, influyen las condiciones del entorno en el que se usa o se almacena y el modo en el que se utiliza el equipo, pero antes o después, el EPI dejará de brindar las prestaciones necesarias para protegerse del riesgo previsto por el fabricante. Es en este momento cuando el EPI habrá llegado al final de su vida útil.
El fabricante debe proporcionar al usuario del EPI toda la información relevante sobre las condiciones normales de uso y todos los demás factores que influyen en la vida útil, para que el usuario pueda determinar cuándo ha llegado el momento en el que el EPI ya no ofrecerá las prestaciones que le permiten ofrecer la protección prevista y sea preceptivo desechar el EPI. Esta información, que debe constar en el folleto informativo, es crítica para que el usuario pueda planificar adecuadamente la forma en que se protegerá del riesgo que amenaza su salud y seguridad.
En el caso del vestuario de protección, si el proceso de limpieza establecido por el fabricante conduce a un deterioro rápido y significativo del rendimiento del EPI, deberá indicarse en el marcado y/o en las instrucciones de uso el número máximo de ciclos de limpieza que pueden realizarse antes de que el equipo deba inspeccionarse o desecharse.
Ya que las normas armonizadas son la forma más sencilla de satisfacer los requisitos esenciales que se establecen en el Reglamento (UE) 2016/425, muchas de las normas sobre vestuario de protección recogen que se debe considerar el efecto de los procesos de limpieza.
Por ejemplo, la EN ISO 13688:2013 (sobre requisitos generales aplicables a la ropa de protección) establece que se indicará el número máximo de ciclos de limpieza en el etiquetado de la prenda, siempre y cuando en la norma específica que aplica al EPI, tenga una indicación concreta al número máximo de ciclos de limpieza.
Adicionalmente, en el folleto informativo de la prenda se darán instrucciones completas sobre limpieza, mantenimiento y descontaminación, como, por ejemplo, el número máximo de ciclos de lavado, o cualquier otra información relevante para el mantenimiento, como la periodicidad con la que se deberán aplicar tratamientos de reimpregnación (en su caso) o la forma correcta de limpiar la prenda.
Las normas específicas a las que nos referíamos en el párrafo anterior, como la EN ISO 20471:2013 (sobre prendas de alta visibilidad) o la EN ISO 11612:2015 (sobre prendas de protección contra el calor y/o las llamas), incluyen requisitos para evaluar el efecto que tiene el lavado de la prenda sobre las prestaciones del EPI.
En estas normas se comprueba cómo cambian las prestaciones de las prendas después de un número determinado de limpieza. Así, casi todas las propiedades se ensayan después de haber sometido a las prendas al número máximo de ciclos de limpieza establecidos por el fabricante. Si el fabricante no establece este número máximo de ciclos de limpieza, las prestaciones se comprobarán después de haber realizado cinco ciclos de limpieza sobre el EPI.
¿Qué obligaciones tiene el usuario en relación al mantenimiento del vestuario de protección?
Según el Real Decreto 773/1997, el uso y el mantenimiento del EPI deberá hacerse siguiendo las indicaciones del fabricante. Por lo tanto, basándose en las instrucciones de limpieza y mantenimiento, el empleador debe seguir los procedimientos para el mantenimiento de la ropa de protección, y debe informar a todas las partes involucradas.
Para asegurar que el mantenimiento se realiza de una forma correcta, es recomendable desarrollar e implementar un programa rutinario o estándar para la limpieza, secado y reparación de la ropa de protección que usan sus empleados. Éste incluirá la frecuencia de dichos procesos de lavado y verificaciones para garantizar que se lleven a cabo y la persona o empresas responsables de realizar dicho mantenimiento.
Desde ASEPAL siempre insistimos en que, para alcanzar unos niveles óptimos de protección a través del uso de EPI, es absolutamente necesario realizar el mantenimiento según las indicaciones del fabricante.
En caso de hacer caso omiso de estas instrucciones o de realizar alteraciones sobre estos procedimientos, como por ejemplo, extendiendo el número de ciclos de limpieza más allá de los que han sido ensayados en la evaluación del EPI, cambiando las condiciones de limpieza, etc., el usuario estará alterando la naturaleza en la que el equipo fue evaluado en las pruebas de laboratorio, con consecuencias desconocidas que tendrán un impacto negativo, tanto en el periodo de vida útil del EPI, como en las propiedades de las prendas destinadas a ofrecer protección frente a los riesgos que amenazan la salud y la seguridad de la persona que las lleva puestas.