¡El EPI es la última barrera de defensa! Aunque suene a grito de guerra, éste es uno de los principios de los equipos de protección individual que desde ASEPAL hemos mantenido y mantendremos. No nos cansaremos jamás de transmitirselo a todo aquel que nos dedique unos minutos de su tiempo porque, una vez aplicadas el resto de medidas preventivas, lo único que se interpone entre tú y el desastre, será el casco, la mascarilla, el guante,… el EPI que hayas seleccionado.
A veces esta percepción es más patente debido a la presión mediática o a la magnitud de las consecuencias derivadas del peligro, como pudimos comprobar en octubre de 2014 con el brote deenfermedad por virus de Ébola. Sin embargo, en otras situaciones más corrientes en nuestro día a día, ya sea en el trabajo o en nuestra vida doméstica, se nos olvida la importancia crucial que tiene ese equipo para nuestra salud y seguridad.
En ocasiones, esa cotidianeidad del EPI en nuestro día a día es lo que nos hace bajar la guardia, descuidar la importancia crucial de su uso adecuado, y es esta relajación la que nos deja expuestos al peligro, muchas veces sin saberlo. Como ejemplo, citaremos la anécdota que se dio durante las sesiones formativas que la Asociación impartió a la inspección de trabajo en el año 2008. Durante una de estas jornadas, en concreto durante el módulo de protección auditiva, el ponente ilustró la importancia del uso correcto de los protectores auditivos repartiendo un par de simples tapones a cada uno de los alumnos, y pidiéndoles que se los colocaran para poder continuar con la sesión formativa. Los asistentes se colocaron los tapones como si tal cosa, casi sin prestar atención a un gesto tan nimio. Cuando hubieron acabado, el ponente les informó a todos que si tuviesen que usar los tapones para protegerse del ruido, posiblemente se acabarían quedando sordos… porque no se los habían colocado correctamente. En este caso, la talla intelectual y competencia profesional de los alumnos estaba fuera de toda cuestión, el único problema era tan simple como que nadie les había enseñado cómo colocarse correctamente un tapón moldeable. Es decir, que el tapón se debe presionar y girar hasta comprimirlo; después, se debe tirar del pabellón auditivo hacia arriba para abrir el canal auditivo e introducir el tapón dentro de él, y se mantendrá el dedo sobre el tapón hasta que se expanda y ocupe todo el canal auditivo. El desconocimiento de este procedimiento tan sencillo merma enormemente la capacidad de atenuación sonora del tapón auditivo.
Otro ejemplo de ello, mucho menos anecdótico, lo vemos en el estudio realizado por FREMAP en 2011acerca de la eficacia en la utilización de equipos de protección respiratoria. Según las conclusiones de este estudio, de todas las pruebas de ajuste (ajuste entre adaptador facial y rostro del usuario) realizadas durante el trabajo de investigación, sólo fueron superadas el 13,6%, debido en parte a la ausencia de programas de formación o de contenido insuficiente.
En efecto, sin la información acerca del uso correcto del equipo, el minucioso trabajo de selección del EPI adecuado, realizado por el responsable en prevención de riesgos, y todo el empeño y dedicación del fabricante para poner en el mercado productos de primera calidad se verán menoscabados por un uso inadecuado del EPI.
Es en este crucial paso acerca del uso correcto del EPI donde cobra especial relevancia el folleto informativo elaborado por el fabricante, hecho que ya tratamos en una entrada previa del blog. Además del folleto informativo, nuestros proveedores (fabricantes y distribuidores) de EPI pueden y deben ayudarnos con el correcto uso del EPI.
Los EPI no son un elemento de consumo más, los EPI son la última barrera de defensa que se interpone entre nosotros, entre nuestra piel y nuestra salud, y el riesgo que nos amenaza. En ocasiones, el uso correcto del EPI puede parecer fácil sin serlo (como hemos visto en el caso de los tapones auditivos), en otras ocasiones puede ser endemoniadamente difícil, como en el caso de la correcta colocación de un arnés anticaídas, y en todos los casos nuestra seguridad depende del uso correcto del equipo. Por ello, insistimos en que nuestros proveedores deben ser profesionales que conozcan a la perfección el producto que venden, ya que sólo así podrán prestarnos la ayuda necesaria en la tarea de hacer un uso correcto del EPI. Nuestra seguridad, no lo dudemos, dependerá de ello.