La protección en trabajos en frío: 7 claves que debes conocer

¿Has notado cómo el frío puede afectar tu rendimiento en el trabajo? Pues no estás solo/a. Todas las personas que trabajan expuestas al frío tienen una buena colección de anécdotas en las que pueden ilustrar perfectamente lo que supone trabajar toda la jornada con exposición al frío y las sensaciones que se tienen en el cuerpo.

¿Has notado cómo el frío puede afectar tu rendimiento en el trabajo? Pues no estás solo/a. Todas las personas que trabajan expuestas al frío tienen una buena colección de anécdotas en las que pueden ilustrar perfectamente lo que supone trabajar toda la jornada con exposición al frío y las sensaciones que se tienen en el cuerpo. ¿Pero sabías que, para empezar a notar los efectos del frío, no son necesarias temperaturas tan bajas como podría pensarse en un principio? De hecho, cuando el termómetro baja de los 5ºC ya pueden presentarse efectos adversos sobre la salud de los trabajadores.

En ASEPAL entendemos la importancia de proteger a nuestros trabajadores de los efectos del frío, especialmente a las personas que desarrollan habitualmente su labor en cámaras frigoríficas o en otros puntos de la cadena alimentaria, ya que están permanentemente expuestos a este agente físico que supone una amenaza para su salud y seguridad, no solo en invierno.

Además, hay una enorme variedad de personas que trabajan a la intemperie, como los trabajadores de la construcción, los trabajadores de la minería, los trabajadores de la logística y los trabajadores de la pesca, entre otros, que pueden estar expuestos al frío como parte de sus actividades laborales habituales.

En la exposición al frío, cuando se han tomado en consideración medidas tales como disponer de periodos de descanso en lugares cálidos, establecer sistemas de trabajo que minimicen la exposición, etc., el uso de prendas de protección contra el frío resultará esencial.

A menudo, la entrega de este tipo de prendas suele limitarse a dar a los trabajadores cualquier abrigo, guantes o gorros que estén disponibles en ese momento, sin valorar apropiadamente las consecuencias que puede tener la exposición al frío.

Utiliza prendas de protección adecuadas: Un abrigo, guantes o gorro no son suficientes. 
Es esencial utilizar prendas de protección específicas para el frío, que cubran todo el cuerpo y estén fabricadas con materiales que aíslen del frío.

Queremos compartir contigo 7 claves para protegerte en trabajos en frío:

1. Evalúa las condiciones del entorno y la tarea

Para evaluar el riesgo por frío, debemos tener en cuenta que no sólo la temperatura, sino también la velocidad del viento y la humedad presentes influirán en el balance térmico y en determinar si los trabajadores pueden sufrir daños a la salud como consecuencia de la exposición al frío.

Estos factores que influyen a la hora de evaluar el riesgo por exposición al frío se agrupan en tres bloques: factores climáticos, factores individuales y características del puesto.

Factores relacionados con la tarea

Factores climáticos

Características del puesto

Temperatura ambiente. T < 5ºC puede suponer un riesgo

Producción de calor corporal. Éste compensa parcialmente la pérdida de calor. Cuanto mayor sea el nivel de calor corporal producido, menores serán las necesidades de aislamiento térmico exigibles.

Velocidad del aire. El viento provoca el enfriamiento de la piel.

Exposición a temperaturas cambiantes. Como, por ejemplo, los trabajadores que trabajan en instalaciones frigoríficas

Humedad relativa. El agua retira el calor del cuerpo 25 veces más rápido que el aire seco

2. Las circunstancias de las personas expuestas al frío, pueden condicionar la necesidad de protección

Las circunstancias personales de las personas que trabajan expuestas al frío pueden condicionar el proceso de selección de los EPI que deberán utilizarse, ya que determinadas particularidades asociadas al estado de salud, medicamentos que se toman o la edad, pueden hacer a una persona más sensible a los efectos perjudiciales del frío. Así, ahora sabemos que algunas endocrinopatías pueden favorecer la hipotermia en determinadas circunstancias. Así mismo, personas con diabetes o hipertensión pueden ver agravadas las consecuencias de la exposición al frío. También hay que tener en consideración que el consumo de determinados medicamentos (fenotiacinas, barbitúricos, benzodiacepinas e hipoglicemiantes), pueden afectar la función de regulación térmica del organismo. Todo ello deberá ser tenido en cuenta a la hora de evaluar el riesgo por frío.

Por último, y dado el fenómeno de envejecimiento en la población trabajadora en toda Europa, debemos tener en cuenta que, a medida que envejecemos, la capacidad del cuerpo para regular la temperatura puede disminuir, lo que hace que los trabajadores mayores sean más susceptibles a los problemas de salud relacionados con el frío, como la hipotermia y la congelación. Además de ello, la pérdida de facultades físicas hará que muchos trabajadores mayores pueden tener limitaciones físicas que les dificultan moverse o realizar tareas en climas fríos, incluyendo la pérdida de destreza y movilidad reducidas, lo que puede condicionar el uso de guantes (se deberán buscar aquellos que permitan mejor desteridad) herramientas y otros equipos en climas fríos.

3. Los efectos del frío van más allá de los estornudos y el catarro

La bibliografía nos advierte que una temperatura ambiente inferior a 5°C puede tener efectos directos sobre la salud de los trabajadores expuestos. Además de los efectos que se conocen popularmente, hay evidencia documentada de que el frío puede fomentar la aparición de trastornos musculo-esqueléticos (primera causa de baja laboral temporal), provocar hipersensibilidad y alergia al frío, propiciar la aparición de afecciones respiratorias (asma, bronquitis, etc.), cardiovasculares, articulares y digestivas, y un largo etcétera que culmina con la hipotermia, poniendo de manifiesto así la importancia de ofrecer una protección eficaz frente a este agente.

Los TME son alteraciones que pueden afectar a músculos, huesos, articulaciones, tendones y ligamentos y que suelen relacionarse con tareas caracterizadas por realizar movimientos repetitivos, mantenimiento de posturas forzadas durante el trabajo, manipulación de cargas pesadas, etc. Las zonas del cuerpo más afectadas por esta dolencia suelen ser la zona cervical, dorsal y lumbar; y las articulaciones de las extremidades superiores. Las patologías más comúnmente englobadas en los TME son lumbalgias, hernias, tendinitis, tenosinovitis, etc.

Estas dolencias están relacionadas con una de las principales causas de baja laboral en muchos de los sectores que comúnmente trabajan expuestos a frío y que veíamos anteriormente. Esta relación entre exposición al frío y la aparición de los TME está ligada a la anemia parcial de los músculos y tendones generada por la vasoconstricción periférica.

El enfriamiento de los tejidos conlleva una ralentización de las reacciones enzimáticas y bioquímicas, disminuyendo la calidad de la contracción muscular. Así, por cada grado de temperatura muscular perdido, la fuerza muscular disminuye entre un 2% (fuerza de contracción muscular isométrica) y un 4% (fuerza de contracción dinámica).

Los trastornos musculo-esqueléticos (TME) están relacionados con la primera causa de baja en sectores que trabajan en frío.

4. El riesgo se combate con un EPI (y no, no vale con un simple abrigo)

La protección contra el frío en el lugar de trabajo es esencial para garantizar la salud y seguridad de los trabajadores expuestos a temperaturas bajas. Según la Ley 31/1995, es necesario evaluar el nivel de riesgo al que están expuestos los trabajadores y aplicar medidas preventivas para neutralizar o reducir el riesgo. Si el riesgo persiste, es esencial usar un equipo de protección individual (EPI) apropiado, como una prenda de abrigo. Sólo una prenda debidamente ensayada nos ofrecerá información acerca de los niveles de prestación que necesitamos para hacer la selección.

En la selección de una prenda de abrigo es importante asegurarse de que se mantiene un equilibrio térmico en el cuerpo de la persona expuesta al frío. El valor «IREQ» proporciona información sobre el aislamiento necesario para la ropa, tomando en cuenta factores como la temperatura de la piel, la tasa metabólica y el flujo de calor por evaporación en la piel. La norma EN ISO 11079:2007 proporciona un método para determinar e interpretar el estrés debido al frío utilizando el IREQ.

Para comparar el aislamiento de una prenda con el IREQ, es necesario usar el valor corregido «Icl,r«, que depende de las condiciones de uso y debe ser determinado a partir de la información disponible para la vestimenta real, el viento y el nivel de actividad. Los valores de aislamiento con los que deberemos comparar el IREQ obtenidos, deben buscarse en los niveles de prestación asociados a las prendas de protección contra el frío debidamente certificadas.

Asegúrate de que los equipos de protección individual estén en buen estado: Comprueba que las prendas de protección no estén rotas o desgastadas y que estén limpias antes de usarlas.

5. ¿Qué tipo de prendas hay para la protección contra el frío?

Las normas que definen los requisitos a cumplir por las prendas de protección contra el frío, y las cuales nos permitirán calcular los niveles de protección que nos ofrecerá el EPI a seleccionar, son dos: EN 140858:2017 y EN 342:2017. En la siguiente tabla se muestra una comparación entre las prestaciones de ambos tipos de prendas.

Norma

EN 14058:2017

EN 342:2017

Protección destinada a:

Temperaturas de entre 10 y -5 ºC Temperaturas de entre -5 y -50 ºC

Resistencia térmica 

Rct , m2K/W

Clase 1    0,06≤Rct<0,12 Si Ret > 55
Rct ≥ 0,15
Clase 2    0,12≤Rct<0,18
Clase 3    0,18≤Rct<0,25
Clase 4    0,25≤Rct

Aislamiento térmico efectivo resultante

Icler , m2K/W

Si Rct ≥ 0,25
0,265>Icler ≥0,174
Icler ≤ 0,265

Permeabilidad al aire

AP, mm/s

Clase 1   100 >AP Clase 1   100 >AP
Clase 2   5 Clase 2   5
Clase 3 AP≤5 Clase 3 AP≤5

Resistencia a la penetración al agua (opcional)

WP, Pa

8000 ≤ WP 8000 ≤ WP

Resistencia al vapor de agua

Ret , m2K/W

Ret ≤ 55 Ret ≤ 55

La selección adecuada de prendas de protección contra el frío es esencial para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores expuestos a temperaturas bajas. Una estrategia recomendada es utilizar varias capas de prendas en lugar de una sola, ya que esto permite una mejor regulación de la temperatura del cuerpo y una mayor eficacia en la protección.

La capa interna debe ser transpirable para mantener la piel seca y evitar la sudoración. Las capas intermedias deben permitir una regulación adicional de la temperatura, permitiendo abrirlas o quitarlas según sea necesario. La capa exterior debe tener elementos de cierre y apertura en cuello, cintura y puños para controlar la cantidad de calor retenido y evitar la sobreprotección.

Asegúrate de que los equipos de protección individual estén en buen estado: Comprueba que las prendas de protección no estén rotas o desgastadas y que estén limpias antes de usarlas.

6. No te olvides de proteger el resto del cuerpo

La protección de las manos contra el frío se consigue a través de guantes de protección, cuya norma armonizada de referencia es la EN 511:2006, norma destinada a guantes de protección contra el frío por conducción y convección hasta los -50 °C. Define requisitos para el frío por convección (aislamiento térmico) y frío por contacto (resistencia térmica a bajas temperaturas). Además, el guante debe ser evaluado para determinar su resistencia a la penetración del agua.

Cuando se trabaja en el exterior en condiciones climatológicas frías (no extremas) o en la industria alimentaria, puede seleccionarse calzado de seguridad, protección o trabajo (EN ISO 20345:2012, EN ISO 20346:2014 y EN ISO 20347:2013 respectivamente), que incorporen la propiedad adicional de aislamiento frente al frío del piso, marcada con el código CI.

Aunque los gorros y cubrecabezas están fuera del ámbito de aplicación de las normas antes citadas, alrededor del 50% del calor corporal se pierde a través de la cabeza. Debería usarse un gorro de lana o similar para evitar la pérdida excesiva de calor.

7. El frío afecta a otros tipos de EPI

El comportamiento y las prestaciones de algunos tipos de EPI pueden verse afectados por las bajas temperaturas, sobre todo aquellos que están destinados a ofrecer protección frente a impactos mecánicos, debido al incremento en la rigidez de los materiales constitutivos de los EPI. Así, los protectores oculares contra impactos de partículas según UNE-EN 166:2002 pueden ser ensayados a temperaturas extremas para comprobar su comportamiento en entornos fríos. Del mismo modo, los cascos de protección contra impactos y contra golpes en la industria (EN 397, EN 812 y EN 14052) pueden someterse opcionalmente a ensayos de impacto a temperaturas de -20 °C, -30 °C o incluso -40 °C (sólo EN 14052).