Los EPI después de la tormenta (II): protección de las manos

En esta entrada del blog pretendemos señalar la importancia de contar con guantes de protección contra microorganismos eficaces y seguros, así como de dar una serie de pautas de selección que nos ayudarán a orientarnos a seleccionar el tipo de Equipos de Protección Individual (EPI) que necesitamos.

Cuando ya se cumple un año desde que se declaró la pandemia por COVID-19, si un visitante de otro mundo leyese las distintas noticias y oyese los debates públicos pensaría que el único EPI que existe en el mundo para protegerse de la pandemia son las mascarillas autofiltrantes (es importante ponerle apellido a las mascarillas). Sin embargo, cometería un error fatal, ya que, si algo ha demostrado el SARS-CoV-2, es que aprovecha al máximo cualquier punto débil en nuestras defensas para infectar a un nuevo huésped. 

Pese a que la experiencia parece indicar que la inhalación de gotas respiratorias es la vía principal de contagio, no debemos olvidar nunca que las manos constituyen la herramienta con la que interactuamos con todos los objetos de nuestro alrededor. 

En entornos en los que la presencia del virus sea muy probable, como puede ser el entorno sanitario, es inevitable que el personal que trabaja en ellos interactúe con fluidos corporales contaminados por SARS-CoV-2, o con objetos y superficies contaminadas con estos fluidos. 

En estas situaciones, será necesaria la existencia de una barrera eficaz que evite que el virus penetre en el organismo a través de heridas y lesiones a través de la piel. Esta protección se proporcionará en forma de guante de protección contra microorganismos.

En esta entrada del blog pretendemos señalar la importancia de contar con guantes de protección contra microorganismos eficaces y seguros, así como de dar una serie de pautas de selección que nos ayudarán a orientarnos a seleccionar el tipo de Equipos de Protección Individual (EPI) que necesitamos. 

¿Cuál es la función de los guantes de protección contra microorganismos?

Para protegernos adecuadamente, debemos conocer con detalle las características y funciones que juegan los EPI que tenemos a nuestra disposición. Por ello, tenemos que ser conscientes que, la función de un guante de protección contra los microorganismos es la de de actuar como una barrera infranqueable para evitar el paso del virus a través del guante. 

El guante de protección contra microorganismos no juega el papel de exterminador de virus, por lo que, si nos tocamos la cara o los ojos con unos guantes contaminados de secreciones, podríamos contagiarnos o contagiar a otros individuos.

¿Qué tipos de guantes me puedo encontrar en el mercado?

Ya ha pasado cierto tiempo, pero si recordamos cómo estaba la situación en los primeros meses de pandemia, en algunos momentos, el suministro de determinados tipos de EPI pudo verse comprometido. Por ello, distintos Estados Miembro de la UE, crearon mecanismos legales que permitiesen satisfacer una demanda ingente en poco tiempo. 

Como consecuencia, determinados tipos de guantes, algunos incluso sin marcado CE, se pusieron a disposición del personal sanitario y de primera línea para ofrecer equipos que cubriesen sus necesidades. 

Algunos de estos tipos de guantes aún permanecen en el mercado, siendo utilizados en algunas ocasiones de forma indebida. 

Algunos ejemplos de este uso indebido podemos verlos en el uso de guantes de examen (evaluados únicamente como dispositivo sanitario, no como elemento de protección), a modo de guantes de protección contra agentes biológicos. En algún caso, vemos también el uso con fines de protección, de guantes de nitrilo, vinilo o látex que no disponen de la más mínima certificación o aprobación. 

Jamás debemos olvidar que, cuando un guante no está ensayado y certificado para ofrecer protección frente a microorganismos, la seguridad del usuario que deba protegerse de un agente infeccioso estará en entredicho. 

Todo usuario que utilice un guante que no esté debidamente probado, para que la barrera que ofrece frente al paso de microorganismos sea sólida, estará jugando a una suerte de macabra lotería en la que el contagio es sólo cuestión de tiempo.

Adicionalmente, es preciso recordar que, desde el pasado 1 de enero de 2021, los únicos guantes de protección contra riesgos microbiológicos que deberemos encontrar en el mercado, y que deberemos usar, serán los guantes de protección contra microorganismos que lleven el marcado CE seguido del número de identificación del organismo notificado que hace el control de conformidad con el tipo, ya que un guante de protección contra microorganismos, es un EPI de categoría III, un tipo de equipo que es sometido al mayor nivel de supervisión de los que contempla el Reglamento (UE) 2016/425.

¿Cómo nos protege del virus un guante contra microorganismos?

Los guantes de protección frente a riesgos microbiológicos, debidamente certificados, han superado requisitos y ensayos específicamente diseñados para comprobar la solidez de la protección del EPI frente a microorganismos. En el mercado de la UE, estos requisitos y ensayos se recogen en la norma armonizada EN ISO 374-5:2016. 

En esta norma se realizan pruebas destinada a asegurar que los guantes de protección contra microorganismos están libres de agujeros a través de los cuales puedan penetrar fluidos contaminados. 

Esta norma de 2016, supone una mejora respecto de su predecesora, la EN 374-1:2003, ya que contiene un ensayo específico para evaluar la resistencia que ofrece el guante para el paso de virus. Por explicarlo de una forma muy simplificada, en este ensayo, el material del guante se pone en contacto con un simulante de la sangre, sometida a presión hidrostática, y un virus bacteriófago (Phi-X 174). 

Se considera que el guante presenta protección frente a los virus si, pasado un determinado tiempo, no  se detecta el bacteriófago al otro lado de la superficie del guante. Los  guantes que superan este ensayo, llevan la palabra “VIRUS” junto al pictograma (véase tabla 1). Los guantes contra riesgos biológicos que no incorporen esta palabra, habrán demostrado únicamente resistencia frente a bacterias y hongos.

Los guantes de protección contra agentes biológicos son un EPI de categoría III, según lo establecido en el Reglamento (UE) 2016/425. Los EPI de categoría III se someten al máximo nivel de control previsto por el Reglamento que aplica a la comercialización de EPI. 

En un EPI de categoría III, el fabricante debe someter al EPI a los ensayos que se contemplan en la norma correspondiente, como la EN ISO 374-5:2016. Si supera los ensayos, obtiene el certificado UE de Tipo correspondiente. 

Pero, adicionalmente, para poder poner el marcado CE y comercializar el producto, debe someterse a un proceso de evaluación de la conformidad con el tipo que lleva a cabo un laboratorio externo (organismo notificado),  para poder asegurar que el guante que pone cada día en el mercado es idéntico al que obtuvo el certificado UE de Tipo. 

En caso de superar esta evaluación adicional, colocará el número del organismo notificado que hace la evaluación de la conformidad con el tipo junto al marcado CE., sino que, adicionalmente, debe someterse a un procedimiento de conformidad con el Tipo.

¿Qué elementos debemos buscar en los guantes que encontremos en el mercado?

A menudo, los únicos elementos que tiene el usuario para guiar la selección del EPI son los marcados y la información que acompaña al EPI. Por ello, en la selección deberemos prestar atención a los siguientes aspectos:

Marcado

Los guantes contra microorganismos, deberán marcarse, además de con el nombre y dirección del fabricante y/o importador,  con el marcado CE (y los dígitos del organismo de control), la referencia de la norma que cumple, y con el pictograma de protección asociado a dicha norma. En la tabla 1 vemos un ejemplo de este marcado.

Marcado CE

Referencia de norma

Marcado según norma

EN ISO 374-5:2016

EN ISO 374-5

VIRUS

Información

Además del marcado, el Reglamento EPI obliga a que junto con el EPI se entregue la siguiente información:

  • Declaración UE de conformidad. Este documento proporciona al usuario una valiosa información en estos tiempos de incertidumbre, ya que debe identificar el organismo en el que se ha realizado el certificado UE de Tipo, y al que ha hecho la verificación con el tipo. 

Estos documentos sólo pueden estar emitidos por organismos notificados debidamente autorizados por la Comisión Europea para ello. La declaración de conformidad puede entregarse con el EPI o acceder a ella a través de la URL que el fabricante indicará en el folleto informativo.

  • Folleto informativo. En él se informará de los requisitos técnicos que cumple el EPI para ofrecer protección frente a los riesgos declarados. Además, identificará al organismo que hace el certificado de Tipo, y tiene que estar redactado, al menos en castellano.

Sólo un conocimiento detallado de las características del EPI y de la normativa asociada al mismo, nos permitirán estar en condiciones de entregar a los trabajadores el equipo que necesitan para mantener su salud y seguridad intactas. 

La complejidad de la normativa, junto con la gran variedad de productos que podemos encontrarnos en el mercado, añaden un punto de dificultad adicional en el proceso de selección. En este sentido, el apoyo que pueden prestar los proveedores de EPI especializados a  los responsables de salud y seguridad de las organizaciones supondrá un servicio que redundará de forma contundente en la salud y seguridad de los trabajadores.