Necesidad de protección auditiva entre músicos profesionales

Todas las enfermedades profesionales resultan indeseables y terribles, pero si tuviésemos que pensar en alguna una especialmente cruel, tal vez la hipoacusia de origen laboral en músicos fuese una de ellas. 

Todas las enfermedades profesionales resultan indeseables y terribles, pero si tuviésemos que pensar en alguna una especialmente cruel, tal vez la hipoacusia de origen laboral en músicos fuese una de ellas.  Beethoven, que no llegó a escuchar las ovaciones que recibió su novena sinfonía, conocía mejor que nadie la tragedia que supone para un músico la pérdida de audición. Aunque Beethoven no pudo hacer nada para evitar esta desgracia, desde entonces, y en tiempos más recientes, muchos otros músicos, como Phil Collins, Eric Clapton o Brian Johnson, han experimentado el horror que supone el que te den la noticia de que estás perdiendo audición a marchas forzadas. 

En esta entrada del blog, queremos poner de relevancia un tipo de exposición laboral que en muchos casos pasa desapercibida, o infravalorada. En este sentido, la relativamente escasa bibliografía que hay sobre este asunto, constata que si bien todos los músicos tienen una noción de que podrían estar sometidos a niveles excesivos de ruido, la realización de mediciones específicas en su entorno de trabajo parece aumentar la sensibilización y concienciación acerca del problema de salud potencial al que están expuestos. 

Exposición al ruido en músicos de orquestas y coros

Diversos estudios realizados en distintas orquestas y coros en distintos lugares del mundo han puesto de manifiesto que la exposición laboral al ruido por parte de profesionales de la música varía notablemente dependiendo del puesto que se ocupe, el instrumento que se toque, o incluso la obra que se interprete.

En relación a la exposición al ruido, debemos recordar que debido a las características propias del oído humano, la intensidad con que percibimos un sonido dependerá tanto de su frecuencia como de su nivel de presión sonora. Nuestro oído presenta una baja sensibilidad a los sonidos de bajas frecuencias (graves) y de altas frecuencias (muy agudo). Para lograr que las medidas realizadas por los sonómetros (aparatos utilizados para medir el nivel de presión sonora) se correspondan con la percepción humana del sonido, se utilizan las llamadas escalas de ponderación. Las más utilizadas son la escala A y la escala C, que dan lugar a las escalas de decibelios dB(A) y dB(C) respectivamente.

La bibliografía revela que los intérpretes de instrumentos de percusión y flauta son los miembros de una orquesta que están expuestos a mayores niveles de presión sonora, ya que las exposiciones equivalentes diarias (LAeq,d) registradas oscilan entre los 92 y 95 dB(A), ascendiendo incluso a los 98 dB (A). El siguiente grupo de artistas en exposición al ruido son los miembros del coro, cuya exposición puede oscilar entre los 87 y los 92 dB(A). En el otro extremo, destaca el director de orquesta, el cual representa al miembro de una orquesta que suele registrar menor niveles de exposición por ruido, con exposiciones que oscilan entre los 80 y los 88 dB(A). También se debe prestar atención a la salud auditiva de los miembros que no se ocupan directamente de la interpretación musical, como los técnicos, cuyas exposiciones pueden oscilar entre los 77 y los 92 dB (A).

Hay estudios en los que incluso, se ha constatado que el nivel de presión sonora varía sensiblemente, en un mismo intérprete dependiendo de la pieza interpretada. Así, estos estudios reflejan que un chelista soporta 90 dB(A) durante la interpretación de “La Valquiria”, mientras que su exposición desciende hasta los 86 dB(A) durante la representación de “Don Giovanni”. En la interpretación de las mismas obras, un flautista pasa de una exposición de 95 dB(A), en la obra de Wagner; a los 97 dB(A) en la ópera de Mozart.

El único denominador común que tienen todos los miembros de una orquesta o coro es que, todos están expuestos a niveles de presión sonora muy superiores a los 85 dB(A) que el RD 286/2006 como valor superior de exposición que da lugar a una acción, obligando al uso de protectores auditivos.

Efectos del ruido

Los efectos del ruido sobre la salud van más allá de la pérdida de audición (provocada por la destrucción de las células ciliadas de la cóclea), además, la bibliografía pone de manifiesto que los músicos de las orquestas estudiadas acusaban la manifestación de acufenos (timbre o zumbido en el oído y que puede ser un primer indicio de daño auditivo). 

Además de los efectos meramente auditivos, el ruido puede afectar al organismo a otros niveles. El ruido es interpretado por el organismo como una señal de alarma. De forma natural, ante una señal de alarma, el cuerpo se prepara para afrontar una potencial amenaza. El organismo libera en la sangre las denominadas hormonas del estrés que ponen el cuerpo a punto para la acción inmediata, la frecuencia cardiaca y respiratoria se aceleran, aumenta el tono muscular, aumenta la cantidad de glucosa en sangre, etc.

Protección contra el ruido

Todo riesgo laboral debe ser reducido o eliminado priorizando medidas de protección que van desde la eliminación directa de la fuente del ruido, hasta el uso de equipos de protección individual. En ocasiones, la implementación de medidas de control distintas al uso de EPI es difícil, como en el caso de un músico. La bibliografía muestra que, en todos los casos estudiados, la mejor medida preventiva a adoptar fue siempre la utilización de equipos de protección auditiva.

En un estudio desarrollado en 2003 sobre la exposición al ruido en la Ópera Nacional de Finlandia, se determinó que el medio más eficaz de reducir la exposición de los trabajadores era la de utilizar equipos de protección auditiva que atenuasen la exposición a presión sonora en aproximadamente 15 dB (A).

Pese a que los músicos constituyen un grupo poco proclive a utilizar medios que les impida escuchar la música a su alrededor (en los estudios consultados, más de las dos terceras partes de los músicos declara no utilizar protección auditiva), la sensibilización y formación en este problema obtiene resultados esperanzadores. Así, en el citado estudio de exposición de la Ópera Nacional de Finlandia, tras la realización de la investigación, el interés del personal en la salud auditiva se incrementó tanto, que ello llevó a la creación de un grupo de protección auditiva.

La selección y uso de un EPI siempre es un arte que debe cultivarse para encontrar la solución que se ajuste a las necesidades de protección, a las características del trabajador, y a las particularidades de la tarea a desempeñar. En casos como los que hemos presentado en esta entrada, este desafío es aún mayor, ya que nos encontramos ante un colectivo poco propenso, en principio, a interponer una barrera entre su oído y su medio de trabajo. Por ello, resulta crucial realizar no sólo un proceso de selección extremadamente riguroso, sino también involucrar a los trabajadores en este proceso, recurriendo a todas las soluciones que los fabricantes de protección auditiva ponen a disposición de los trabajadores.

Así en el caso de la selección de un protector auditivo, el primer paso será una minuciosa evaluación de las condiciones en las que se produce la exposición, prestando atención a factores como:

  • Características propias del sonido, tales como:

a. intensidad (a igual intensidad son más nocivas las frecuencias agudas);

b. espectro de frecuencias (un sonido puro de alta intensidad produce más daño que un sonido de amplio espectro);

c. intensidad, emergencia y ritmo (mayor capacidad lesiva del ruido de impulso, de carácter imprevisto y brusco).

  • Duración de la exposición.
  • Vulnerabilidad individual. Puede existir mayor susceptibilidad coclear por antecedentes de traumatismo craneal, infecciones óticas, tensión arterial elevada, etc.
  • Interacción con otras exposiciones (vibraciones, agentes químicos o fármacos ototóxicos pueden incrementar el riesgo de hipoacusia).

Con estos datos, deberemos seleccionar el protector auditivo que ofrezca el nivel de protección adecuado para la exposición (¡atención! Es importante no caer en la sub-protección, pero tampoco deberemos sobre-proteger al usuario). 

En el caso de protectores auditivos, encontraremos un amplio espectro de tipos de protectores que pueden cubrir el nivel de protección adecuado que hayamos determinado. Así deberemos tener en cuenta las condiciones propias de la tarea (condiciones de temperatura, humedad, suciedad, etc.), y también las propias del trabajador, ya que como veíamos antes, pueden existir condiciones particulares del trabajador que deberán tomarse en consideración para proporcionarle la protección que necesita.

A modo de ejemplo, a continuación, citamos algunas situaciones en las que un tipo de protector auditivo concreto puede cubrir las exigencias de la tarea en la que se ubicará:

  • Los procesos auditivos dependientes del nivel pueden ser una solución para ruidos impulsivos e intermitentes.
  • Los protectores auditivos con sistema de comunicación pueden considerarse para formación y otras enseñanzas en áreas ruidosas donde sean precisas instrucciones detalladas, etc.
  • Los protectores auditivos con reducción activa del ruido pueden ser apropiados para sonidos de alto nivel y baja frecuencia.

Por último, debemos establecer un programa de protección auditiva en el que, entre otras cosas se establezcan formaciones específicas orientadas a mejorar el uso de los protectores auditivos por parte de los usuarios (algo tan sencillo en apariencia como ponerse un tapón auditivo, suele hacerse de forma incorrecta), así como programas de revisión de la efectividad de las medidas adoptadas.

Conclusión

La importancia de los protectores auditivos y su correcta selección y uso en la lucha contra las patologías auditivas, es fundamental en determinadas situaciones. Así mismo, la concienciación de este colectivo, supone un elemento fundamental para luchar contra una de las peores pesadillas que pueden sucederle a un músico, tal y como declaraba en 2012 Chris Martin (Coldplay, quien también adolece de pérdida de audición por exposición a niveles excesivos de ruido): «Desgraciadamente, cuidar de los oídos es algo en lo que uno no piensa hasta que tiene un problema. Me hubiera gustado haberlo tenido en cuenta antes. Ahora, en los conciertos todos usamos tapones auditivos hechos a medida o auriculares para monitorizar el sonido. Desde que he comenzado a proteger mis oídos mi condición no ha empeorado.

Confiamos en que los problemas de audición por exposición a ruido sea un hecho testimonial en el futuro, en parte debido a una concienciación de la existencia de problema y un avance definitivo en el uso eficaz de medidas preventivas adecuadas para atajar a esta seria amenaza para la salud y seguridad de los trabajadores.»