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ASEPAL advierte de que a partir de los 41 grados de temperatura las funciones vitales del cuerpo humano empiezan a resentirse y pasados ciertos límites se suspenden totalmente.
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Desde la entidad sin ánimo de lucro destacan, además de llevar los Equipos de Protección Individual necesarios, la importancia de que los trabajadores que tengan que desarrollar su trabajo bajo el sol o a altas temperaturas eviten las horas centrales del día, dispongan de agua potable en fuentes cercanas y se alimenten y duerman correctamente.
Estamos en el mes del verano por antonomasia y aunque muchos están de vacaciones, una gran parte de los trabajadores pasarán agosto en su puesto de trabajo, bajo unas temperaturas, en muchos casos, nada agradables.
Desde la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL) se pone de relieve que nuestro cuerpo puede soportar superiores a 41 grados, aunque sólo durante períodos muy cortos de tiempo. Cuando el termómetro alcanza estas temperaturas nuestras funciones vitales empiezan a resentirse y, pasados ciertos límites, se suspenden totalmente.
Calambres, agotamiento y golpe de calor son los principales efectos de trabajar bajo temperaturas extremas y que a menudo sufren empleados del sector de la construcción, agrícola o jardineros, por poner algunos ejemplos.
Estos síntomas se presentan cuando los mecanismos de disipación de calor de nuestro organismo no son suficientes para mantener la temperatura corporal controlada. Es entonces cuando se producen una serie de efectos en el organismo provocados por el desequilibrio hídrico y electrolítico, la insuficiencia circulatoria y la hipertermia.
Según explican desde ASEPAL ante temperaturas extremas nuestro organismo disipa el calor mediante dos procesos principales: la vasodilatación periférica y sudoración. La primera consiste en la dilatación de venas y capilares próximos a la piel para hacer más lenta la circulación de la sangre. Mientras, la sudoración disipa calor corporal al absorber el calor necesario para que el agua pase de estado líquido a gaseoso.
Sin embargo cuando estos procesos fallan o no son suficientes puede ocurrir el golpe de calor, que puede llegar a ser mortal.
“Es necesario que empleadores y trabajadores conozcan cuáles son los riesgos de trabajar bajo temperaturas extremas para tomar las medidas necesarias para prevenir accidentes laborales como el fallecimiento de un trabajador en Sevilla mientras asfaltaba una carretera hace escasamente un mes”, sostiene Luis Gil, secretario general y portavoz de la asociación.
Golpe de calor: síntomas
El golpe de calor puede considerarse la consecuencia más grave derivada del calor y ocurre cuando la temperatura corporal está por encima de los 40,6 grados.
“La hipertermia provoca lesiones en los tejidos y un fallo del sistema nervioso central afectando al mecanismo de termorregulación”, explica Luis Gil.
Los síntomas de un golpe de calor son:
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Temperatura corporal por encima de los 40,6 °C
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Taquicardia
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Respiración rápida
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Cefalea
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Náuseas y vómitos.
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Piel seca y caliente
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Ausencia de sudoración
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Confusión
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Convulsiones
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Pérdida de consciencia y pupilas dilatadas
“Identificar tempranamente los síntomas que caracterizan un golpe de calor es clave para la salud del trabajador, así como pedir la asistencia médica de manera inmediata”, comenta el secretario general de ASEPAL.
Asimismo, es recomendable llevar a cabo unos primeros auxilios consistentes en colocar al accidentado en un lugar fresco y aireado, aplicar compresas de agua fría en la cabeza y empapar con agua fresca el resto del cuerpo) y colocar algún objeto blando bajo su cabeza.
Cómo prevenir un golpe de calor
Por parte de ASEPAL consideran la prevención como la mejor medida contra el calor en el entorno laboral y recomiendan que los trabajadores vistan prendas amplias, ligeras y de baja resistencia al vapor de agua, de forma que no se dificulten los mecanismos de refrigeración del organismo.
Además han enumerado una serie de consideraciones a tener en cuenta para evitar los golpes de calor:
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Evitar, o limitar, el esfuerzo físico durante las horas más calurosas del día.
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Poner a disposición de los trabajadores fuentes de agua potable próximas.
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Evitar beber alcohol o bebidas con cafeína, ya que deshidratan el cuerpo y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades debidas al calor.
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Organizar ciclos de trabajo – descanso. En este sentido, es preferible realizar ciclos breves y frecuentes de trabajo-descanso que períodos largos de trabajo y descanso.
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Dormir las horas suficientes y seguir una buena para mantener un alto nivel de tolerancia al calor.
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Proteger la cabeza con casco, gorras o sombreros, según sea el trabajo realizado.